Descubrirás el compás, el sentido y la armonía que tenías dentro de ti.
Inicia su arte con la guitarra a la edad de 9 años en su tierra natal Alcalá de los Gazules en la provincia de Cádiz. A los 12 años ya acompañaba de manera natural y autodidacta con palos más puros y con más técnica del flamenco, como las soleás y las seguiriyas, dejando a compañeros guitarristas sorprendidos por la pronta manera de expresar y sacar lo que llevaba dentro sin “haber pasado por penurias” como le decían estos compañeros mayores que él (algo muy necesario para saber sentir y expresar el flamenco desde dentro).
Buena fuente de su arte al acompañamiento la adquirió de un buen gitano canastero llamado Diego Montoya, que tenía un hermano que se dedicaba de manera profesional a la guitarra, pero aún así, llamaba a Joaquín, a la edad de 13 o 14 años, para que fuera a la casa de Diego, éste le ponía un poco de vino y arrancaba a cantar, esperando a que Joaquín entrara acompañando con su guitarra en el momento oportuno, de ahí el arte y temple que adquirió. Diego era alguien influyente en el mundo del flamenco ya que el mismo Camarón iba a verlo y a escucharlo y en alguna de esas, un joven Joaquín Herrera acompañó con su guitarra a Camarón y a su hermano “El Pijote”.
También ha acompañado a varios artistas de renombre como a Paco Toronjo (leyenda del cante por fandangos), Ramón de la Isla, “El Pali”, entre otros.
Aunque según sus propios alumnos “podría estar en distintos escenarios y ganándose la vida en ellos”, Joaquín prefiere volcarse con sus alumnos para según él “que sean ellos los que vayan a actuar y sentir esa sensación y yo ir a verlos”
Su enseñanza se basa en todas las vivencias obtenidas a lo largo de su vida, desde el punto de vista más sentido y espiritual del flamenco, consiguiendo transmitir al alumno, volcándose en él sin dejarse nada, algo que hace que su enseñanza sea pura, sin tecnicismos y exclusiva.
Ésta es su verdadera vocación y con lo que se siente “100% feliz y realizado”, prefiere el ambiente de la escuela y su atmósfera para escuchar al alumno, entenderle, darle cercanía y así sacar sus sentimientos y pesares, de tal manera, que la clase es como un bálsamo y un soplo de aire fresco para ellos, como dicen ellos mismo en los testimonios que están a continuación, aparte de la enseñanza del compás, el sentido y la armonía del flamenco, con ellos mismos.
También prefiere dedicarse a la enseñanza debido a que todas las vivencias y lecciones que tiene desde pequeño, desde su experiencia, se quedarían sin ser compartidas, de ahí su clase gratis, porque explicar todo esto con palabras, es imposible, sólo hay que sentirlo y vivirlo.
«Llevo aquí 10 años, sabía tocar la guitarra pero con Joaquín aprendí lo que es el flamenco. Él podría estar dando conciertos y está aquí».
«Venía de otros sitios de estudiar guitarra flamenca, probé una clase y me enamoró desde el principio, Joaquín es el vehículo que te ayuda a expresar todo lo que tienes dentro».
«Hago 200 km para ir a la escuela, pero me vale la pena. Una clase con Joaquín es una experiencia. La escuela tiene una atmósfera muy flamenca».
«Es una escuela mágica, tiene una manera de compartir todo su conocimiento alucinante. Las clases son como una vida paralela».
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